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Abel Antonio Villa: El Padre del Acordeón y su Legado Musical
En el apacible corregimiento de Piedra de Moler, en Tenerife, Magdalena, nació un prodigio musical: Abel Antonio Villa. Era el 1 de Octubre de 1924, y sus padres, Antonio Villa Salas y María del Tránsito Villa Barrios, dieron la bienvenida a un niño destinado a dejar una huella imborrable en la música vallenata.
Desde los tiernos 9 años, Abel Antonio mostró su pasión por la música. Pero su destreza con el acordeón marcaría un hito en la historia sonora. Fue en 1943 cuando grabó su primera producción fonográfica, llevando el acordeón por primera vez a la pasta sonora, y de ella nació la famosa obra 'La muerte de Abel Antonio'.
Esta composición cobró vida a partir de un evento real y conmovedor: su propio velorio en vida tras un malentendido con un homónimo en Pivijay, después de su servicio militar. En esta experiencia se forjó "Abelito", el músico que adoptó el blanco como símbolo en honor a esas cinco noches de velorio.
Abel Antonio Villa fue más que un músico, fue una leyenda vallenata. Su prolífica carrera dejó un legado musical con más de 500 composiciones y 22 discos. Su trascendencia se refleja en su título de Rey Vitalicio del Festival de la Leyenda Vallenata y la condecoración del Congreso de la República en 1997.
Dentro de su vasto repertorio, temas como 'El higuerón', 'Amalia Vergara', 'El pleito', 'Ana María' y 'La camaleona' resplandecen como testimonios de su maestría musical. El Padre del Acordeón dejó un vacío irremplazable en la música, pero su melodía perdura en cada acorde que resuena en los corazones vallenatos.